Juaaaaaaan, ¡¿Qué has hecho?!

Madre mía, vaya susto que me has dado, mamá. ¿Por qué gritas tanto? ¿Qué ha pasado?

¿Has visto la cocina? ¡Parece que ha caído una bomba! El horno está negro y hay harina por todas partes. ¿Otra vez has intentado hacer una de las recetas de la tele?

Sí, he estado cocinando toda la mañana y, esta vez, todo me ha salido genial. Además, no he roto ni quemado nada. O sea, todo un éxito.

¿Y qué es lo que has preparado entonces?

Lo he dejado todo encima de la mesa: una sopa cremosa y un pastel de calabaza. Lo he visto en un programa de cocina hoy por la mañana. A la sopa le he dado un toque oriental y el pastel lo he decorado con caviar rojo.

Vamos a ver. ¿Es todo lo que ha quedado? Vaya raciones… como en un restaurante caro.

De eso se trata, mamá. La comida exquisita es para saborearla, no para llenar la barriga. ¿No has aprendido nada de tu hijo el cocinero?

He aprendido que cada vez que cocina mi hijo hay que fregar la cocina entera e ir a dormir con hambre. Bueno, vamos a probar esta obra de arte.

¡Para! ¡No lo toques! Todavía no le he sacado una foto al plato. Hay que publicarlo en mis redes sociales.

¿Qué te pasa, Marcos? Hoy no te he visto en clase de yoga. ¿Estás bien?

La verdad es que he perdido el interés. He perdido las ganas de hacer cosas en general.

Parece que te ha entrado un bajón de ánimo. Eso le pasa a mucha gente en primavera.

Pués lo mío no tiene nada que ver con la estación del año. Esta semana he cumplido 40 años y me he dado cuenta de una cosa: no he hecho nada interesante en toda mi vida. No he encontrado el trabajo de mis sueños, ni he viajado lo suficiente, ni me he casado con la chica que siempre me ha gustado…

Jaja, eso se llama “la crisis de los cuarenta”. Tengo un amigo que ha cumplido los 40 este mes y ha estado haciendo locuras desde entonces. Se ha comprado una moto y eso que siempre le han dado miedo las motos. Y además, se ha gastado todo el dinero ahorrado en reservar un viaje a Japón.

Hace bien. Hay que vivir la vida. No como yo… Nunca he estado en Japón. Nunca he vivido en un país extranjero. Nunca le he dicho a mi jefe “Me voy”.

¿Y a qué esperas? Hazlo, ¡atrévete!

¿Sabes qué es lo que siempre he querido hacer y nunca lo he hecho?

¿El qué?

Decirte que me gustas. Y siempre me has gustado.

Madre mía, Marcos. Me has dejado de piedra. La verdad es que tú siempre me has gustado a mí también…

¿Cómo van los preparativos para la fiesta de cumpleaños de vuestro abuelo? ¿Habéis organizado algo?

Por supuesto. Hemos pensado en todo. Hemos invitado a toda la familia y hemos reservado el restaurante.

¿Habéis comprado los adornos?

Claro que sí. Hemos comprado muchos globos para decorar las mesas. Y los amigos del abuelo le han hecho un cartel enorme que dice “Feliz cumple, jovencito”.

¿Y el regalo? ¿Habéis pensado en algo?

Este año hemos decidido hacerle un regalo muy especial. Le hemos hecho un álbum con fotos antiguas suyas. Nos ha salido fenomenal.

Veo que habéis gastado mucho tiempo en esto. Estoy segura de que le va a encantar. ¿Ya habéis escogido el menú del restaurante? Vuestra tía Carmen es vegetariana. ¿Lo habéis tenido en cuenta?

Todo está bajo control. En el restaurante me han dicho que tienen menús para vegetarianos.

¿Y la tarta? ¿La habéis encargado?

¡Madre mía! ¡No hemos encargado la tarta! ¡Se nos ha olvidado! ¡Qué desastre!

Tranquilos. Me encargo yo de la tarta. Ya sabéis que siempre me ha gustado hacer tartas.

Gracias. Has salvado la fiesta.